domingo, 26 de enero de 2014

El Dr.Howard Kelly y la generosidad correspondida.

UN VASO DE LECHE
 Un día, un muchacho pobre que vendía mercancías de puerta en puerta para pagar sus estudios, encontró que sólo le quedaba una simple moneda de diez centavos, y tenía hambre. Decidió que pediría comida en la próxima casa. Sin embargo, sus nervios le traicionaron cuando una encantadora mujer joven le abrió la puerta. En lugar de comida pidió un vaso de agua.
Ella pensó que el joven parecía hambriento así que le trajo un gran vaso de leche. Él lo bebió despacio, y entonces le preguntó:
- "¿Cuanto le debo? "
- "No me debes nada," contestó Ella.
"Mi madre siempre nos ha enseñado a nunca aceptar pago por una ayuda".
Él dijo : - "Entonces, te lo agradezco de todo corazón."


Cuando Howard Kelly, ese muchacho, se fue de la casa, no sólo se sintió físicamente más fuerte, sino que también su fe en Dios y en los seres humanos era más firme.
Él había estado listo a rendirse y dejarlo todo y ahora tenía ilusión para seguir adelante pese a tantas dificultades.
Años después esa joven mujer enfermó gravemente. Los doctores locales estaban confundidos. Finalmente la enviaron a un hospital de la gran ciudad, donde llamaron a especialistas para estudiar su rara enfermedad.
 Se llamó al Dr. Howard Kelly para consultarle. Cuando oyó el nombre del pueblo de donde ella vino, una extraña luz llenó sus ojos.


Inmediatamente subió del vestíbulo del hospital a su cuarto. Vestido con su bata de doctor entró a verla. La reconoció en seguida.
Regresó al cuarto de observación determinado a hacer lo mejor para salvar
su vida. Desde ese día prestó atención especial al caso. Después de una larga lucha, la mujer ganó la batalla.
El Dr. Kelly pidió a la oficina de administración del hospital que le enviaran la factura total de los gastos para aprobarla.
Él la reviso y entonces escribió algo en el borde y le envió la factura al cuarto de la paciente. Ella temía abrirla, porque sabía que le tomaría el resto de su vida para pagar todos los gastos ocasionados. Finalmente la abrió, y algo llamó su atención en el borde de la factura.
Leyó estas palabras: "Pagado por completo hace muchos años con un vaso de leche."

                                                             (Firmado) Dr. Howard Kelly.

Lágrimas de alegría inundaron sus ojos y su feliz corazón oró así: 
"Gracias, Dios por que Tu Amor se ha manifestado en las manos y los corazones humanos."

Aquí os dejo información del doctor Howard Kelly, cirujano ginecológico, de ascendencia irlandesa, un gran médico humanista, un ejemplo a seguir.


sábado, 4 de enero de 2014

Una carta distinta a los Reyes Magos.

Este fragmento de una carta a los Reyes Magos, es de Eclesalia. Su autor es Fernando Almansa. Aquí podéis encontrar la carta completa.

 Queridos Reyes Magos, como todos los años he tratado de ser bueno, aunque no sé si lo he conseguido. En todo caso os pido que me traigáis muchas cosas, porque vosotros sí sois buenos.
Queridos magos, os pido que abdiquéis de vuestra condición real, que en todo caso algún día alguien os atribuyó, pues nada de real os atribuyen los evangelios.
Queridos magos de oriente, también os pido que renunciéis a vuestra magia  fantástica para quedaros en simple hombres; hombres humildes que fueron a adorar a un niño pobre de un suburbio, de una cueva. Hombres inteligentes y sabios, que supieron ver más allá del resplandor de las estrellas, para interpretar un mensaje de radical revolución y cambio social.  Así que con vuestro permiso os llamaré simplemente hermanos Gaspar Melchor y Baltasar, ni reyes, ni magos.


Queridos Hermanos Gaspar, Melchor y Baltasar, os pido que sigáis dando prioridad a lo más pequeño: a los niños, que son lo más grande de nuestra sociedad. A los pobres, que son el exponente máximo de nuestra miseria social y de nuestro deber moral de construir una sociedad mejor a partir de la lucha diaria por la justicia social.
Queridos hermanos, dejadme que os llame también hermanas, no es que crea que no tenéis el sexo bien definido, es que estoy seguro de que en el portal de Belén además de vosotros y los pastores, hubo una multitud enorme de mujeres que asistieron al parto, cuidaron del niño y de María, y probablemente dejaron  fuera de la cueva a José. Mi querido José siempre tan silenciado, tan observador, y humilde. Todas estas mujeres que no salen en las primeras escenas del Belén, pero saldrán en los momentos de la  muerte en cruz de este niño y en su posterior resurrección, seguro que estaban allí y como vosotros  y con vosotros Gaspar, Melchor y Baltasar, hubo muchas mujeres.

Por último hermanos y hermanas me pido, os pido que caigamos en la cuenta que no hay reyes, ni magos, que somos todos y cada uno de nosotros los que hacemos la magia y los que administramos la justicia, con nuestras obras de cada día.
Queridos Reyes Magos, os prometo que el año que viene seré mejor.


 P.D.: No os olvidéis de traer la Paz.